¿Empleado/a de hogar en España? Aprende a negociar tu salario y conoce tus derechos
Guía práctica para negociar tu sueldo como empleado/a de hogar y conocer tus derechos
Esta guía práctica no solo te ofrece pasos concretos para pedir un mejor salario y condiciones laborales, sino que también te orienta sobre cómo preparar la negociación con tu empleador de manera segura y profesional.
Encontrarás consejos útiles para respaldar tu petición con datos, ejemplos de situaciones comunes y estrategias para que tu trabajo sea valorado como corresponde.
Además, incluye un repaso claro y actualizado de los derechos que te protegen en el empleo doméstico: desde el contrato y la cotización a la Seguridad Social, hasta las vacaciones, descansos y las prestaciones a las que puedes acceder.
En definitiva, un recurso pensado para que conozcas tu valor, defiendas tus intereses y trabajes con la tranquilidad de que la ley te respalda.
Cómo negociar tu salario como empleado/a de hogar
1. Infórmate sobre el salario mínimo y el convenio vigente en tu provincia
Antes de solicitar un aumento, es fundamental conocer el marco legal que respalda tu salario. El primer paso es comprobar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) actualizado y la tabla salarial que corresponde al empleo del hogar en tu provincia. Estos valores marcan la remuneración mínima que debe respetarse en cualquier contrato, tanto para jornada completa como para trabajo por horas.
En 2025, el SMI fijado por el Gobierno se publica en el Boletín Oficial del Estado y el SEPE detalla su equivalencia por día y por hora, lo que te permite calcular con precisión cuánto deberías cobrar como mínimo. Tener claras estas cifras no solo te da seguridad al negociar, sino que también refuerza tu posición frente al empleador, evitando que aceptes condiciones por debajo de lo legalmente establecido.
2. Usa tu experiencia y formación como argumentos
Prepara un pequeño dossier que refleje de forma organizada todo tu recorrido profesional. Incluye los años de experiencia acumulada y detalla las tareas específicas que realizas, como el cuidado de personas mayores o dependientes, la limpieza en profundidad, la cocina, la organización del hogar o la gestión de compras.
Si cuentas con formación adicional, añade también cursos, certificados o talleres que hayas completado, ya que son una prueba de tu profesionalización y compromiso con el trabajo.
Para darle más peso a tu petición, acompaña este dossier con ejemplos concretos: menciona situaciones en las que hayas resuelto problemas, la confianza que te han otorgado las familias con las que trabajas o incluso recomendaciones escritas de empleadores anteriores.
Este tipo de información convierte tu experiencia en un argumento sólido y tangible para demostrar por qué tu labor merece un salario más alto o mejores condiciones.
3. Negocia pagos adicionales por horas extra, nocturnidad o festivos
No limites tu petición únicamente a una subida en el salario base. Una estrategia más completa es plantear compensaciones específicas por aquellas situaciones que requieren un esfuerzo adicional o una mayor dedicación. Esto incluye el pago de horas extras, la disponibilidad en fines de semana o festivos, los turnos nocturnos y, muy especialmente, las tareas que implican un mayor nivel de responsabilidad, como el cuidado de personas mayores, niños o personas con dependencia.
Establecer una tarifa clara por hora trabajada y definir pluses por estos conceptos no solo refuerza la transparencia de la relación laboral, sino que también previene malentendidos en el futuro. De esta forma, ambas partes saben de antemano cómo se valorará cada circunstancia, y tú te aseguras de recibir una remuneración justa y proporcional al esfuerzo y compromiso que exige tu trabajo.
4. Aprende a plantear la conversación de forma clara y profesional
Para que la negociación sea efectiva y profesional, lo ideal es solicitar la reunión por escrito, ya sea mediante un mensaje o un correo electrónico, de manera clara y respetuosa. En el mensaje, resume brevemente los motivos de tu solicitud y propone varias fechas posibles para la reunión, incluyendo una opción de evaluación posterior (por ejemplo, una revisión en tres meses) para medir resultados y ajustar condiciones si es necesario.
Durante la conversación, mantén un tono calmado y seguro: presenta tus argumentos con datos concretos, como la tabla salarial vigente, las horas trabajadas, la experiencia y responsabilidades asumidas, y acompáñalos con propuestas específicas, ya sea un aumento en cantidad fija o un porcentaje.
Esta preparación demuestra profesionalismo, facilita la comprensión de tu solicitud y aumenta las posibilidades de alcanzar un acuerdo justo y transparente.
5. Errores que debes evitar al pedir un aumento
Al momento de solicitar un aumento, es fácil cometer errores que pueden debilitar tu posición o generar malentendidos. Para lograr una negociación efectiva y profesional, evita los siguientes fallos comunes:
- No comparar tu salario con el SMI o la tabla aplicable: Antes de pedir un aumento, asegúrate de conocer el Salario Mínimo Interprofesional y las tablas salariales del empleo doméstico en tu provincia. Esto te da una base legal y objetiva para tu solicitud.
- Pedir un aumento sin justificarlo con ejemplos o datos: Expón claramente tu experiencia, responsabilidades adicionales y cualquier formación o certificación relevante. Aporta ejemplos concretos de tu trabajo diario y resultados obtenidos, así tendrás argumentos sólidos que respalden tu petición.
- Aceptar acuerdos importantes solo de forma verbal: Siempre que se alcance algún acuerdo, pídelo por escrito, ya sea en un mensaje, correo electrónico o documento firmado. Esto protege tus derechos y evita confusiones futuras sobre salario, horas extras o condiciones especiales.
- No preparar una propuesta concreta: Llegar a la negociación sin cifras claras o sin una idea de lo que quieres puede debilitar tu posición. Define de antemano la cantidad o porcentaje de aumento y cualquier plus que consideres justo.
- Dejarse llevar por la presión o la emoción: Mantén la calma y el tono profesional durante toda la conversación. La negociación debe basarse en hechos y datos, no en impulsos o comparaciones con compañeros.
Evitar estos errores te ayudará a negociar con seguridad, claridad y mayores posibilidades de éxito.
Conoce tus derechos laborales
1. Salario mínimo, nómina y cotización a la Seguridad Social
El empleo del hogar se encuentra dentro de un régimen especial de la Seguridad Social, diseñado para adaptarse a las características particulares de este tipo de trabajo. Sin embargo, esto no significa que tus derechos salariales puedan ser inferiores a los de cualquier otro trabajador: la remuneración nunca puede ser menor al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ni a las tablas salariales específicas aplicables al empleo doméstico en tu provincia.
Además, tanto el empleador como el empleado tienen la obligación legal de cotizar a la Seguridad Social, cumpliendo con las bases y tipos establecidos para 2025. Estas cotizaciones garantizan tu acceso a prestaciones como bajas médicas, jubilación, desempleo y cobertura por accidentes, y constituyen un respaldo clave para tu seguridad y estabilidad laboral.
Conocer y exigir el cumplimiento de estas normas es fundamental para proteger tus derechos y asegurar que tu trabajo sea valorado de manera justa y legal.
2. Vacaciones, descansos semanales y festivos remunerados
Como empleado/a de hogar, tienes derecho a disfrutar de vacaciones pagadas cada año. La norma general establece un período de 30 días naturales por año trabajado, lo que equivale a 2,5 días de vacaciones por cada mes de trabajo. Durante este tiempo, seguirás percibiendo tu salario habitual, garantizando que puedas descansar sin perder ingresos.
Además, la legislación protege tus descansos semanales, asegurando al menos un día y medio de descanso cada semana, y también se deben respetar los festivos, que deben ser remunerados si así se ha pactado en el contrato.
Conocer estos derechos te permite organizar tu tiempo libre con seguridad y asegurarte de que tu empleador cumpla con las obligaciones legales, evitando abusos o malentendidos en el día a día laboral.
3. Derecho a finiquito e indemnización en caso de despido
Si en algún momento finaliza tu relación laboral, ya sea por despido, renuncia o por la conclusión del contrato, tienes derecho a recibir un finiquito que incluya todos los conceptos pendientes. Esto abarca los días efectivamente trabajados, las pagas extraordinarias prorrateadas y las vacaciones no disfrutadas, asegurando que no pierdas ninguna remuneración que te corresponda por ley.
En casos de despido improcedente o sin causa justificada, además, puedes tener derecho a una indemnización, cuya cuantía dependerá de la normativa vigente y de la jurisprudencia aplicable al empleo doméstico.
Conocer y reclamar estos derechos te permite proteger tus intereses y asegurarte de que la finalización de tu contrato se realice de manera justa, evitando pérdidas económicas injustificadas o irregularidades por parte del empleador.
4. Cobertura por baja médica, accidente o desempleo
Al estar dado/a de alta en la Seguridad Social y realizando las cotizaciones correspondientes, cuentas con cobertura frente a contingencias comunes, lo que incluye bajas médicas por enfermedad o accidente no laboral, asegurando que no pierdas ingresos durante tu recuperación. Además, según la normativa específica del empleo del hogar, también puedes tener derecho a prestaciones en caso de accidente laboral o enfermedad profesional, siempre que se cumplan los requisitos legales.
En cuanto a la protección por desempleo, este régimen tiene reglas particulares: solo podrás acceder a la prestación si has cotizado por desempleo y cumples con las condiciones establecidas, como el tiempo mínimo de cotización.
Conocer estos derechos y verificar que tus cotizaciones estén al día te brinda seguridad y respaldo económico ante imprevistos, reforzando la importancia de que tu empleo esté formalizado y registrado correctamente.
5. Claves para firmar un contrato justo y transparente
Es fundamental que tu relación laboral quede formalizada mediante un contrato por escrito, en el que se especifiquen claramente aspectos clave como la jornada laboral, el salario, la forma de pago de pagas extraordinarias, las tareas que vas a realizar y, si corresponde, el período de prueba. Contar con un contrato escrito no solo protege tus derechos, sino que también sirve como referencia en caso de cualquier desacuerdo o reclamación. Además, es importante conservar todas las nóminas y comunicaciones relevantes por escrito, ya que son pruebas fundamentales para respaldar tus solicitudes o reclamaciones legales.
El contrato también determina tu modalidad de empleo: interno/a, si vives en el domicilio del empleador, o externo/a, si trabajas por horas desde tu propio hogar o desplazándote al domicilio del empleador. Esta distinción no es solo administrativa: afecta derechos prácticos como descansos, tiempo libre, vacaciones y remuneración de desplazamientos.
Conocer y exigir un contrato detallado te permite trabajar con mayor seguridad y claridad, evitando posibles abusos o malentendidos.
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